Los fundamentos del comportamiento prosocial

Los comportamientos prosociales son aquellos destinados a ayudar a otras personas. El comportamiento prosocial se caracteriza por la preocupación por los derechos, sentimientos y bienestar de otras personas. Los comportamientos que pueden describirse como prosociales incluyen sentir empatía y preocupación por los demás y comportarse de manera que ayuden o beneficien a otras personas.

En The Handbook of Social Psychology , C.

Daniel Batson explica que los comportamientos prosociales se refieren a "una amplia gama de acciones destinadas a beneficiar a una o más personas distintas de uno mismo - comportamientos como ayudar, consolar, compartir y cooperar".

El término comportamiento prosocial se originó durante la década de 1970 y fue introducido por los científicos sociales como un antónimo para el término "comportamiento antisocial".

¿Qué motiva el comportamiento prosocial?

El comportamiento prosocial siempre ha representado un desafío para los científicos sociales que buscan comprender por qué las personas participan en comportamientos beneficiosos para los demás, pero costosos para el individuo que realiza la acción. En algunos casos, las personas incluso arriesgarán sus propias vidas para ayudar a otras personas, incluso aquellas que son completamente desconocidas. ¿Por qué la gente haría algo que beneficia a otra persona pero que no ofrece un beneficio inmediato para el hacedor?

Los psicólogos sugieren que hay una serie de razones por las cuales las personas se involucran en conductas prosociales.

En muchos casos, dichos comportamientos se fomentan durante la infancia y la adolescencia a medida que los adultos animan a los niños a compartir, actuar con amabilidad y ayudar a los demás.

Los psicólogos evolutivos a menudo explican los comportamientos prosociales en términos de los principios de la selección natural. Obviamente, poner su propia seguridad en peligro hace que sea menos probable que sobreviva para transmitir sus propios genes.

Sin embargo, la idea de la selección de parentesco sugiere que ayudar a los miembros de tu propia familia genética hace que sea más probable que tus parientes sobrevivan y transmitan los genes a las generaciones futuras. Los investigadores han podido aportar algunas pruebas de que es más probable que las personas ayuden a aquellos con quienes están estrechamente relacionados.

La norma de la reciprocidad sugiere que cuando las personas hacen algo útil para otra persona, esa persona se siente obligada a ayudar a cambio. Básicamente, ayudar a los demás significa que podrían ayudarnos a cambio. Esta norma se desarrolló, sugieren los psicólogos evolutivos porque las personas que entendían que ayudar a otros podía llevar a la bondad recíproca tenían más probabilidades de sobrevivir y reproducirse.

Con frecuencia se considera que los comportamientos prosociales están impulsados ​​por una serie de factores que incluyen razones egoístas (hacer cosas para mejorar la propia imagen), beneficios recíprocos (hacer algo agradable para alguien para que un día puedan devolver el favor) y razones más altruistas (realizando acciones puramente por empatía con otro individuo).

Influencias situacionales sobre el comportamiento prosocial

Las características de la situación también pueden tener un impacto poderoso sobre si las personas participan o no en acciones prosociales.

El efecto espectador es uno de los ejemplos más notables de cómo la situación puede afectar los comportamientos de ayuda. El efecto espectador se refiere a la tendencia de las personas a ser menos propensas a ayudar a una persona en peligro cuando también hay otras personas presentes.

Por ejemplo, si deja caer su bolso y varios objetos se caen al suelo, la probabilidad de que alguien se detenga y lo ayude a disminuir si hay muchas otras personas presentes. Este mismo tipo de cosas puede suceder en casos donde alguien está en grave peligro, como cuando alguien está involucrado en un accidente automovilístico. En algunos casos, los testigos pueden suponer que dado que hay tantas otras personas presentes, seguramente alguien más ya habrá pedido ayuda.

El trágico asesinato de una joven llamada Kitty Genovese fue lo que estimuló gran parte del interés y la investigación sobre el efecto espectador. En 1964, Genovese fue atacada cuando se acercaba a su apartamento en su camino a casa del trabajo a última hora de la noche. Fue apuñalada y dejada tendida en la acera. Pidió ayuda y los informes posteriores indicaron que muchos de sus vecinos escucharon sus llantos pero no pidieron ayuda o intentaron interferir con el ataque que duró aproximadamente 30 minutos. Un vecino eventualmente llamó a la policía, pero Genovese murió antes de llegar al hospital.

La historia generó considerable interés en el efecto espectador y en la comprensión de por qué las personas ayudan en algunas situaciones pero no en otras, y los expertos han descubierto una serie de diferentes variables situacionales que contribuyen a (y algunas veces interfieren con) comportamientos prosociales.

Lantane y Darley han sugerido que deben ocurrir cinco cosas clave para que una persona tome medidas. Un individuo debe:

  1. Observe lo que está sucediendo
  2. Interpreta el evento como una emergencia
  3. Experimenta sentimientos de responsabilidad
  4. Cree que tienen las habilidades para ayudar
  5. Haga una elección consciente para ofrecer asistencia

Otros factores que pueden ayudar a las personas a superar el efecto espectador incluyen tener una relación personal con el individuo que lo necesita, tener las habilidades y el conocimiento para proporcionar asistencia y tener empatía con los necesitados.

Comportamiento prosocial versus altruismo

El altruismo a veces se ve como una forma de comportamiento prosocial, pero algunos expertos sugieren que en realidad hay diferentes conceptos. Si bien la conducta prosocial se ve como un tipo de conducta de ayuda que finalmente le confiere algunos beneficios al yo, el altruismo se ve como una forma pura de ayudar motivado exclusivamente por la preocupación por el individuo que lo necesita.

Otros argumentan, sin embargo, que la reciprocidad en realidad subyace en muchos ejemplos de altruismo o que las personas adoptan comportamientos aparentemente desinteresados ​​por razones egoístas, tales como obtener la aclamación de los demás o sentirse bien consigo mismos.

> Fuentes:

Batson, CD Altruismo y comportamiento prosocial. En G. Lindzey, D. Gilbert, y ST Fiske, The Handbook of Social Psychology . Nueva York: McGraw Hill.

Latane, B., y Darley, J. 1970. El espectador que no responde: ¿Por qué no ayuda? Nueva York: Appleton-Century-Crofts.